Confinamiento e involución
La inacción como modelo de destrucción
«Todo se consume en un presente sin proyección»
La información de Big data de importantes corporaciones y empresas que manejan como modelo de negocio el concepto de economía del conocimiento, ha disparado las alarmas para que los líderes den directivas a sus organizaciones para que realicen las previsiones necesarias y suficientes para un nuevo shock económico global pos pandemia.
Los signos son claros y complementan la información de Big data; aumentos globales de los pedidos de reserva de recursos energéticos estratégicos como el petróleo, dónde EE.UU. ha dado pruebas concretas en su aprobación de nuevas áreas de extracción de crudo y una petición de aumento de su reserva estratégica entre otras claras muestras que se avecinan tiempos difíciles.
Una hegemonía en materia de actividad económica del mayor actor del mercado de consumo y principal productor mundial; China, que muestra además un potencial crecimiento de su PIB del 3,5% para 2021.
Ya en una visión más general, la brusca caída, por la pandemia del Covid19, de actividades como el turísmo, el transporte de personas y un duro golpe tanto a la economía global como a la local por el deterioro masivo del poder adquisitivo de los ciudadanos, y el cierre masivo de comercios e industrias, suman y generan un alto impacto en los índices de desocupación record que presentan algunos países históricamente estables en materia de empleo.
Otro de los marcadores es la retracción en las economías de los países emergentes donde el tránsito y la salida de sus crisis económicas y sociales es un claro indicador para las grandes organizaciones internacionales que manejan información y prospectiva de escenarios futuros en materia de inversión y desarrollo, sumado a la permanente devaluación de sus monedas y la merma en el consumo que padecen sus habitantes, consecuencias estás que desembocan en una importante retracción de las economías de esos países emergentes.
Si trasladamos este escenario a la gente, la reacción primaria es la previsión y el ahorro, dos acciones concretas que garantizan relativamente un tránsito armonioso durante el tiempo que dure la crisis, (reservado a un porcentaje muy reducido de la población), pero que hiere gravemente al consumo, reduciéndolo en todos los escenarios que derivan también en una retracción económica en el mercado de consumo doméstico.
Es, una vez más, el fin «no definitivo», de un modelo económico global basado en la economía financiera sin respaldo más que las tan emuladas «condiciones del mercado» y la libre oferta y demanda, con políticas monetarias flotantes que solo benefician a los capitales que comandan y dominan el escenario global de la economía.
Si trasladamos está realidad al campo de las soluciones, hay esperanza, no a corto plazo, pero quizá sí a mediano plazo. Toda una serie de políticas, actividades relacionales y académicas y una verdadera y diáfana concepción social que el camino de la estabilidad y el crecimiento está lejos de la tasa de interés y más cerca de la I+D+i con verdadera vocación de una economía sustentable y sostenible, pero que llegue a la gente.
Este modelo ya instaurado en aquellos países que mayor estabilidad y crecimiento ofrecen a sus habitantes, son también aquellos países que menos padecen estos cataclismos económicos, es más, son los que están marcando claramente el cambio de paradigma del que todos hablan, pero que pocos transitan con acciones concretas.
Quizás el más atrapante dato de este proceso inminente es «el tiempo», nadie puede saber el día exacto del inicio y final, de hecho para algunos analistas, «ya está aquí», pero lo concreto es, que está previsión invita a gobiernos, sociedades y corporate a modificar radicalmente su modelo de gobernanza, gestión o negocios, dotándolo de las capacidades y recursos necesarios para que las consecuencias no sean de consideración.
No es una directiva de manual, es la responsabilidad ineludible que todos tenemos, en particular la Sociedad Civil, no solo por nuestro propio bienestar, sino por la atención de todas aquellas personas que más van a padecer las consecuencias, debido a su frágil situación social y económica, y dónde sí se podrá dar testimonio que el tan mentado «cambio de paradigma» pasa por la adecuación de todas aquellas acciones que protejan a los más desprotegidos, lo demás, vendrá después.
Gustavo Rachid
Periodista
@rachidgustavo