Puede ser incómodo, difícil e incluso arriesgado. Pero unirse a una burbuja social podría salvar tu cordura.
Una idea que algunas familias están considerando (y que los epidemiólogos de enfermedades infecciosas creen que podría ser una forma inteligente de equilibrar las necesidades de la salud mental con la seguridad física) es crear “núcleos” o “burbujas” de cuarentena, en las que dos o tres familias acuerdan socializar entre sí, pero con nadie más. En una burbuja, las familias pasan el rato juntas, a menudo sin tener en cuenta el distanciamiento social, pero fuera de su núcleo, siguen las reglas de distanciamiento social recomendadas.
Cuando las burbujas tienen sentido
Por supuesto que hay maneras de socializar que no requieren de burbujas. Evidentemente, la opción ideal consiste en reunirse por Zoom o FaceTime… sin microbios involucrados. Si tus hijos obtienen lo que necesitan con las reuniones virtuales, eso es indudablemente lo mejor.
Por un lado, puede ser difícil mantener a los niños pequeños, cuyo juego suele ser bastante físico, a dos metros de distancia. No es tanto que los niños no puedan calcular la distancia: muchos pueden. Pero “la parte mucho más difícil es su control inhibitorio, su capacidad para no actuar impulsivamente y hacer cosas que quieren hacer”, dijo Jamie Jirout, psicóloga educativa de la Escuela Curry de Educación y Desarrollo Humano de la Universidad de Virginia. Las investigaciones sugieren que el control inhibitorio no se desarrolla completamente sino hasta la adolescencia.
Si un niño de cinco años realmente quiere luchar contra su amigo hasta rodar por el piso, será difícil para él sofocar ese impulso en aras de un concepto abstracto como el distanciamiento social. Y debido a que la memoria de trabajo de los niños es pobre (mejora durante la infancia y la adolescencia), dijo Jirout, es posible que no siempre recuerden la regla de los dos metros. Por lo tanto, tendrás que supervisar constantemente a los niños y estar listo para intervenir cuando se acerquen demasiado.
Las citas para jugar con distanciamiento social pueden funcionar bien si hay barreras físicas, como cercas, para mantener a los niños separados o cuando los niños se mantienen sedentarios (como sentarse a una distancia segura para una partida de Battleship). ¿Pero qué tan seguros son este tipo de escenarios?
“Pasar una hora con un amigo con cubrebocas, sentados en un pórtico a dos metros de distancia es más arriesgado de lo que se piensa”, dijo McLaren, debido a la posibilidad de que los niños intercambien microbios por medio del aire que comparten.
Debido a estas preocupaciones, las burbujas elegidas con sumo cuidado pueden ser más seguras que acordar citas para jugar a distancia con varias familias, sobre todo si hay niños pequeños. Además, si alguien de tu familia se enferma y has convivido con varias familias, el rastreo de contactos se vuelve mucho más difícil.